Joe Biden, el experimentado político y actual presidente de Estados Unidos, está siendo fuertemente cuestionado desde diversas latitudes de América Latina y el Caribe por su intención de discriminar a varios gobiernos de la Región en la convocatoria a la IX Cumbre Presidencial de Las Américas, a realizarse a partir del 6 de junio en la ciudad de Los Ángeles, que tiene en su agenda debatir temas de la salud, la educación, la crisis económica, la democracia y, altamente probable, la actualidad geopolítica generada por la guerra en Ucrania.
La declaración del Departamento de Estado en sentido de seleccionar a los invitados a la reunión internacional y excluir a los presidentes de Cuba, Miguel Díaz-Canel, de Nicaragua, Daniel Ortega, y de Venezuela, Nicolás Maduro, provocó una reacción inmediata y en cadena de numerosos países y regiones. Fueron los presidentes de México, Andrés Manuel López Obrador, y de Bolivia, Luis Arce, los primeros en manifestar su desacuerdo e hicieron una declaración expresa de no asistir a la Cumbre de las Américas si no se invita a todos los países del continente, e inmediatamente se sumaron los jefes de Estado de los países del Caribe, de Honduras, Guatemala, Chile e inclusive Brasil.
La política bicentenaria del imperialismo de dividir a los pueblos de la Región, de aplicar su doctrina de intervención y dominación y de imponer las decisiones a las demás naciones de manera diplomática, con acciones militares o con golpes de Estado, se ha visto en este siglo cuestionada y enfrentada por la decisión soberana de los países.
La Cumbre de las Américas de 2005 en Argentina fue un revés para Washington al haberse rechazado el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), y propuesto luego la formación de la integración emancipadora con la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) para impulsar el proyecto bolivariano y sanmartiniano de unidad regional, hecho en contra de su política y en rechazo a su campaña contra Venezuela y Cuba, basada en el bloqueo comercial y económico y el asedio y la amenaza militar que han sido repudiados.
Resulta un contrasentido de Biden el que invite al gobierno de España, su actual peón en la crisis ucraniana y con un pasado colonial en América Latina y el Caribe, y que impulse y defienda la presencia del gobierno de Iván Duque en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y se niegue a aceptar a la isla mayor del Caribe, al país centroamericano del patriota Augusto César Sandino y a la tierra del libertador Simón Bolívar.
El papel político fundamental de López Obrador en los últimos años, recuperando la tradición nacionalista y latinoamericanista de México, ha dado una nueva tónica a la independencia de acción y decisión en América Latina y el Caribe, tomando la posta iniciada por Hugo Chávez, Lula da Silva, Evo Morales, Néstor Kirchner, Rafael Correa, Daniel Ortega y José Mujica, entre otros, abriendo una nueva fase histórica frente a las políticas de dominación y hegemonía de Estados Unidos.
Si en el pasado una orden de Estados Unidos hacia los países de la Región era cumplida sin ninguna observación, ahora las cosas han cambiado y la insubordinación y dignidad latinoamericana y caribeña están a la orden del día, acompañadas de una mayor conciencia nacional-popular de construir la Patria Grande.
* Sociólogo boliviano y docente de la UMSA.
Insubordinación frente a la Cumbre de las Américas
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