Hace dieciséis años, un Primero de Mayo, como parte de la lucha de los trabajadores bolivianos y en homenaje a las batallas de los trabajadores por su emancipación, el gobierno de Evo Morales Ayma, del Movimiento Al Socialismo (MAS), decidía nacionalizar los hidrocarburos que habían sido enajenados por los partidos neoliberales en favor de las transnacionales más poderosos del planeta, provocando así una transformación profunda en la historia de Bolivia.
La nacionalización no fue solamente la recuperación de un recurso natural estratégico para la economía mundial y fundamental para los ingresos nacionales puesto que miles de millones de dólares fugaban al exterior en poder las transnacionales al mismo tiempo que la gran mayoría de la población boliviana se empobrecía más y más y el país era devorado por los intereses de la oligarquía señorial; fue un momento en el cual la patria y el pueblo bolivianos recuperaron su dignidad y soberanía, derrotando a un puñado de partidos neoliberales obedientes a Gonzalo Sánchez de Lozada y a los dictados del imperialismo manifiestos en el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM).
Las transnacionales que se apoderaban de los hidrocarburos bolivianos eran Repsol de España, Total de Francia, British de Inglaterra y Petrobras de Brasil, convertidas en las grandes beneficiarias de un proyecto neoliberal que también entregó las telecomunicaciones, los ferrocarriles, la energía eléctrica, los hidrocarburos y los minerales a otras transnacionales, y privatizó la educación, la salud y los servicios básicos.
La "Agenda de Octubre" de 2003, impuesta por la rebelión del movimiento popular, encabezada por trabajadores de la ciudad de El Alto, establecía tres puntos fundamentales: 1) La nacionalización de los hidrocarburos; 2) Su industrialización; y 3) La convocatoria a una Asamblea Constituyente que transformara las bases jurídicas y políticas de la Bolivia semicolonial, excluyente, discriminadora y racista. Este trascendental acontecimiento se prolongó hasta el triunfo electoral de Evo Morales con el 54% de la votación nacional en 2005, respaldo democrático nunca alcanzado anteriormente.
La violenta y agresiva reacción de las transnacionales y de los gobiernos que las cobijan fue rechazada por la unidad del pueblo boliviano, que conformó un gran movimiento patriótico, y por la solidaridad y apoyo de otros gobiernos nacionalistas y antiimperialistas de la Región como Venezuela de Hugo Chávez, Cuba de Fidel Castro y Argentina de Néstor Kirchner, que impulsaban la formación de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur). Lula da Silva tuvo que frenar a la burguesía paulista, que planteaba hasta una posible invasión de Bolivia.
Los resultados de la nacionalización significaron no solamente la estabilidad y crecimiento económico sostenido en Bolivia con la reducción de la pobreza y la extrema pobreza en estos dieciséis años, sino además la redistribución social y regional de la riqueza, la realización de grandes obras de infraestructura, el consumo masivo doméstico e industrial del gas con precios reducidos y la industrialización de los hidrocarburos con las plantas de separación de líquidos y de producción de urea y fertilizantes.
En este día corresponde realizar un homenaje patriótico a quienes fueron luchadores y actores de la nacionalización: el presidente Evo Morales Ayma, el ministro de Energía e Hidrocarburos Andrés Soliz Rada, el presidente de YPFB Carlos Villegas y los defensores de los hidrocarburos doctor Manuel Morales Dávila e ingeniero Enrique Mariaca.
* Sociólogo y docente de la UMSA.
Primero de Mayo de 2006: histórica nacionalización
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