Luis Espinal


"...causa conmoción y pesar, la pérdida irreparable del sacerdote, educador, periodista y cineasta Luís Espinal; "Lucho" para los amigos, para su gente, para su pueblo. Mi mentor cinematográfico, allí en el "Cine-club Luminaria" y en un taller de cine dictado en la Universidad Mayor de San Andrés. Fundador y director del Semanario "Aquí". Personaje fuera de serie; impulsor de la vigencia y el respeto de los derechos humanos. Hombre que amó a Bolivia y a su gente, demostrándolo con coraje, sacrificio y entrega. Partícipe de la huelga de hambre impulsada por las mujeres mineras. Secuestrado, torturado y asesinado por la cobarde acción de paramilitares que, guiados por el odio, truncaron una vida plena de amor al prójimo. Espinal tenía la certeza de que la vida era para "jugarse, para gastarla... por los demás". Él, que no nació en el país, pero que, como anticipándose a su destino, sostenía que: "morir por un pueblo, puede dar más carta de ciudadanía que nacer en un pueblo". ¡Espinal de Bolivia!

Y, no se equivocaba. En su despedida, en ese multitudinario cortejo fúnebre, en esa marcha, en esa pena por miles compartida, un pueblo dolido, golpeado, vivamente indignado. "Lucho: ¡aquí y siempre!"

Así, con tantos compañeros gritando iracundos con bronca e impotencia por el crimen, por la irracionalidad, por el sin sentido. "Lucho, amigo, el pueblo está contigo." Junto a cientos, a miles de humildes mujeres, trabajadores, hombres consternados, incrédulos jóvenes, conmovidos por la bajeza y la maldad; levantando puños combativos de dolor pero, también, como Espinal lo hubiese querido, de lucha y compromiso. Conscientes de que es sólo cuestión de tiempo el que, otra vez, la noche lo cubra todo con sus sombras. Comprendiendo, con desaliento, que el definitivo zarpazo militar está próximo y... es inevitable.

Su asesinato me sacude; penuria es el pensar que ya no lo tendremos, que ya no contaremos con su presencia. Deja su recuerdo: su mirada lúcida, franca, sus ademanes inquietos, reflejando la intensidad de sus convicciones; sus enseñanzas y ejemplo..." En la quietud de nuestros hogares, en un día tan atípico como hoy, vale la pena no olvidar comportamientos dignos que influyeron para hacernos mejores personas... aún cuando hayan pasado cuarenta y dos años!