El MAS en el tiempo político


El Instrumento Político (IP) fue la propuesta- respuesta desde las federaciones de campesinos a la crisis de la izquierda partidaria y obrerista a finales de los años 80, no solo como una organización política más, sino al constituirse en el instrumento de la organización sindical.

La fundación se da en pleno auge del neoliberalismo durante el gobierno de Sánchez de Lozada (1995), en Santa Cruz, en el primer congreso del IP convocado por la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos, la Federación Nacional de Mujeres Campesinas, con el visto bueno de la COB. Fue la revolución política dentro del sistema político, porque no partían de premisas elitarias y partidarias, sino orgánicas, deliberativas y altamente participativas.

Articulación, combinación de la organización y la lucha sindical con lo electoral, lo que constituyó en un engranaje político que le posibilitó tener presencia territorial en todo el país. La elección municipal de 1995, y nacional de 1997, con la sigla de Izquierda Unida, es la primera demostración del valor político de la organización sindical en el escenario electoral. La elección municipal de 1999 con la sigla MAS es la ampliación territorial a lo nacional y la emergencia urbana. La elección nacional de 2002, con la candidatura de Evo y la de Felipe Quispe, El Mallku, con el MIP, son la expresión de lo nacional popular como alternativa a todo el sistema político de derecha, sintetizan y representan la rebeldía popular campesina enarbolando la bandera de la Asamblea Constituyente como identidad unitaria y crítica al Estado republicano liberal colonial.

Este es el primer tiempo donde el instrumento supera la barrera electoral simple de resultados, empieza a ser el referente político como alternativa posible de gobierno.

El gobierno de Goni-Mesa es hijo putativo del embajador norteamericano Rocha, que logra juntar al MNR y al MIR de Paz Zamora, luego a la NFR de Reyes Villa para forzar una coalición partidaria de minorías electorales en crisis, es ese tiempo donde la crisis estatal se manifiesta dramáticamente con represión, masacre, renuncia a la presidencia y huida a los Estados Unidos del ícono del neoliberalismo. Desde lo nacional popular el MAS, el Pacto de Unidad y el binomio Evo-Álvaro representan la respuesta a la crisis de Estado y del sistema político con un eje programático histórico: Constituyente y nacionalización.

Nacionalización, triunfo en el referéndum revocatorio-ratificatorio, derrota al golpe cívico prefectural, movilización de la Conalcam- COB y aprobación de la nueva CPE por el soberano, cierran el tiempo de este segundo momento con hegemonía, liderazgo estatal y horizonte plurinacional.

En las elecciones nacionales de 2009 y municipales de 2010, con el triunfo del MAS superior a los dos tercios, contrariamente el IP se convierte regresivamente solo en un instrumento electoral, es el tiempo que debimos transformar al IP en el instrumento que sea parte de la construcción del Estado Plurinacional y del sistema político nacional, departamental y municipal con estructura político-orgánica.

Los triunfos electorales de 2014 y 2015 nublaron nuestro déficit de estructura política, con ese déficit enfrentamos el referéndum del 21F y las elecciones de 2019. Los resultados fueron descensos electorales que golpearon nuestra moral. Es el tercer momento donde el MAS es solo sigla electoral.

La resistencia al golpe de Estado se expresó en la capacidad de las organizaciones del Pacto de Unidad, de la COB y de Evo de presentar un solo binomio; es el tiempo que el MAS vuelve a ser el IP para enfrentar la dictadura, recuperar la democracia y el gobierno. Volvimos a nuestros orígenes, donde lo nacional popular es la fuente de nuestra legitimidad y movilización.

Pero, el IP volvió a retroceder en las elecciones subnacionales, no por el resultado electoral sino por la forma de disputa para acceder a las candidaturas.

Hoy no enfrentamos fracturas internas, sino asistimos a la ausencia de estructura política y escasez de militancia política e ideológica; estos dos factores demuestran la necesidad e importancia de impulsar nuestra propia revolución interna.

Los tiempos son cortos, están subordinados al calendario electoral. El liderazgo histórico de Evo es fundamental para este reto democrático y revolucionario, el presente como perspectiva del IP está determinado por la articulación efectiva, incluso conflictiva, con el Gobierno y las organizaciones sociales, para dotarnos de estructura política con militancia ideológica con influencia y presencia en lo urbano.

La política no tiene recetas ni fórmulas, sino está marcada por las decisiones y acciones tácticas de los líderes en función del horizonte estratégico.

César Navarro Miranda es exministro, escritor con el corazón y la cabeza en la izquierda.