Un año sin tu presencia; siempre amigable, cálida, sensible.
Brañez, ¡ay John!, cuanta falta me haces. Cómo añoro tu compañía, siempre dispuesta a disfrutar dándole sentido a nuestras existencias…hoy irremediablemente efímeras. Tu personalidad y gusto por la vida hicieron de la mía más placenteramente vivible. Contigo, todo fue mejor; sin ti…nada es igual. Gracias al colegio Alemán, a los deportes, guitarreadas, caminatas, cacheadas, interminables discusiones, a la romántica y bendita política, a nuestras familias y variadas amistades, al potente Bolivar, a nuestras travesuras, viajes, gustos diversos y muchas y varias coincidencias la pasamos bien, muy… ¡muy bien!
Qué puedo argumentar, en mi soledad: ¡Que se repetirá! ¡Que en algún lado, en algún momento, bajo distintas circunstancias continuará! Lo sabías tú, lo sé yo: "esito sería"; y, ¡qué "esito"! Agradecido a la vida, a la tuya, la mía, la nuestra… con un guiño cómplice, con inconsolable tristeza, te dejo… me dejo; nos dejamos...
Recordando a John Brañez
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