Plegarias,

La derecha y sus medios de comunicación quedaron atrapados por el golpe de Estado.

En las elecciones de 2019 se jugaron por la segunda vuelta y le asignaban a su candidato Carlos Mesa una segura victoria. Pero dudaron de sus encuestas y optaron por el golpe que les ofrecieron los comités cívicos bajo el liderazgo de Luis Fernando Camacho. El argumento fue la desobediencia del gobierno de Evo Morales al resultado del referéndum del 21F que rechazó su habilitación como candidato. Decían entonces que luchaban por la democracia y el respeto a la Constitución, lo que caló en varios sectores. Y por si no fuese suficiente se añadió el fraude electoral cantado semanas antes de la elección.



Optaron por el golpe, sacaron del gobierno a Evo Morales y al MAS, nombraron a su propio gobierno en reuniones de personas sin ninguna autoridad para hacerlo (solo el Legislativo puede definir una sucesión presidencial constitucional). Les encandiló tanto su victoria que no tuvieron reparo, la derecha y sus medios de comunicación, en avalar masacres, violaciones de derechos humanos, corrupción, ineficiencia, asalto al Estado y cuanta tropelía ejecutó su gobierno. Quienes ahora dicen que no fueron parte no pueden negar que lo promovieron y crearon. Después vivieron su peor pesadilla, el Movimiento Al Socialismo ganó las elecciones por 55,1%.


Derrotados democráticamente, la derecha y sus medios de comunicación, casi de inmediato, volvieron a la conspiración, con lo que dejan claro que no era ni por el respeto al 21F, ni la defensa de la democracia, ni de la Constitución, sino deshacerse del MAS. Sus líderes les avergüenzan por su falta de liderazgo, que incluye a sus parlamentarios. Tal vez por ello, desde su derrota, optan por rogativas y plegarias: ¿por qué Evo Morales que repetía "patria o muerte" fue cobarde y al renunciar no se quedó en el Chapare a enfrentarse con los militares? No ocultan que no solo querían a Morales fuera del gobierno, sino que lo prefieren muerto. Arroparon al vicepresidente David Choquehuanca para animarlo en sus presuntos ataques a Evo Morales y la previsible división del MAS. Rogaban que se convierta en nuestra versión del ecuatoriano Lenín Moreno. Y más plegarias para que el presidente Luis Arce se aleje de Evo Morales, su jefe de campaña y de partido. Que se imponga el ala "conciliadora". Que haya reconciliación sin justicia, porque de otro modo es venganza. Y nada, las plegarias no llegan al sordo cielo.


Y retornan a la disyuntiva de 2019: democracia o golpe. Siguen atrapados por los únicos que tienen iniciativa política, los golpistas y su "marcha indígena" que, al estilo de Jeanine Áñez, autoproclamó su "Parlamento" al margen de todas las organizaciones indígenas del país. Con la consigna "aquí no hay izquierda ni derecha sino los derechos y la democracia de todo el pueblo", promueven las alianzas que no pudieron para la disputa democrática. Y encontraron su veta en anular al Gobierno, toda posibilidad de gobernar, mediante una campaña y paros contra todos los proyectos de ley que analiza la Asamblea Legislativa, mientras vuelve a la carga su vocal del Tribunal Supremo Electoral que intentó, en las elecciones de 2020, que Luis Almagro y su OEA repitieran su santo y seña contra la democracia, como sucedió en 2019.


Los consentidos de la derecha y sus medios de comunicación son antiguos izquierdistas, o que por lo menos eso hicieron creer alguna vez. Y ahí están entrampados, atrapados por la peor de todas sus opciones: racistas, violentos, golpistas y un largo etcétera comprobado en el gobierno de Jeanine Áñez. Rogando y a la espera de que papá "arregle con militares y policías".



Freddy Morales es periodista.