La segunda vuelta entre el MAS y Comunidad
Ciudadana parecía una certeza ante las posibilidades
remotas de que el MAS triunfe en primera vuelta o qué
CC gane la primera vuelta. Se produjo la sorpresa con
el abultado triunfo masista en primera, lo que significó
un baldazo frío para quienes alentamos una
renovación que desplace al MAS.
Fuimos a las urnas el domingo con la incógnita de ese
20% o más de indecisos, blancos y nulos que, creímos,
engrosarían el caudal siempre pobre de Carlos Mesa
para así arañar la segunda vuelta. No ocurrió eso,
engrosaron más bien al MAS y de ahí la paliza del
domingo. Veamos las razones un poquito más a fondo:
1. El fracaso gubernamental de Jeanine fue un
factor central para la rehabilitación del masismo
derrotado en noviembre. La transitoriedad no sólo
generó la improvisación inevitable, sino que fue el
escenario de la ineficiencia, de la reposición apurada
del conservadurismo liberal, del revanchismo
autoritario y, lo peor, de la continuidad de la
corrupción en medio de una pandemia cruel que se
atendió mal y con varios rateríos repudiables. En
sólo meses el MAS se fue rehabilitando; varios pillos
"transitorios" eclipsaron parte de la cleptomanía en
grande de los años anteriores; las permanentes
bravuconadas de los ministros "duros" se
asemejaron al autoritarismo populista impune; la
utilización de los jueces y fiscales, en pequeño, no
fue distinta de la persecución judicial del masismo y,
claro, con la pandemia se agravaron en extremo las
carencias materiales, el desempleo y la pobreza, todo
ello en el dramático escenario de 140.000 mil
enfermos y más de 8.000 muertos.!!. Difícil para
mucha gente, especialmente pobre, no mirar de
reojo los años anteriores a noviembre y comparar:
no parecían grandes las diferencias en las taras pero
aquellos años se veían económicamente mejores.
2. Los otros fracasos se fueron configurando en el
escenario electoral. Con el MAS supuestamente
agonizante, desde la presidente transitoria pasando
por Tuto, un coreano, dos audaces y terminando en
Mesa, creyeron ver su oportunidad para buscarse
espacios grandes o pequeños inalcanzables en otras
circunstancias. Sólo Jeanine y Tuto se dieron cuenta,
aunque tarde, que no tenían chance y Mesa, como
dijo alguien, nunca se puso el traje de campaña
permaneciendo impasible en sus pijamas.
No era posible pedir ni a Mesa ni a ninguno una
propuesta estatal alternativa, que es tarea estratégica
y de mediano plazo. Sólo se les pidió propuestas
renovadoras de lo esencial que fue sepultado en 14
años: de la ética, de la institucionalidad, de la
economía, de la justicia y de la inclusión étnica; y para
el caso de Mesa que salga de su burbuja señorial, se
acerque a lo popular y rompa su menudo círculo de
amigos; que no podía otra vez esperar el "voto útil" del
2019, que había que disputarle al MAS lo indígena, lo
barrial, el mundo obrero, el de los cuentapropistas, y
que no podía sólo quitonearse con los otros
candidatos el voto clasemediero de las urbes. Se quedó
en su burbuja y en su círculo; jamás llegó el voto útil y
ahí estamos viendo cómo puede irse por el caño lo que
pudo ser la base de una construcción alternativa.
Camacho, merece sólo algunas líneas. No interesa la
posibilidad remota que su 14 % electoral hubiera
incrementado el % de CC, porque igual Arce ganaba en
primera vuelta; interesa más el contenido básico de
sus votantes que, más allá de su juventud, parecen
expresar el regionalismo y el racismo todavía
insepultos, componentes peligrosos del agronegocio,
de los pirómanos de la chiquitania, del gonismo y de
los antiguos participes de las dictaduras castrenses,
emboscados siempre en el "modelo cruceño". Difícil
saber hoy si "Creemos", que "por primera vez tiene
bancada", es verdaderamente democrática, o si serán
los siameses jóvenes del populismo autoritario con el
que se retroalimentaron una buena parte de los 14
años.
3. Y, finalmente, casi todos subestimamos al MAS,
al extremo que los más reaccionarios llegaron a la
estigmatización llamándolo "partido delincuencial".
El agotamiento del ciclo estatal populista, no aparejó
la dilución de ese bloque popular que representa el
MAS, ni tampoco de una estructura partidaria que no
se borra por resolución del TSE. El MAS pese a que
utilizó, prebendalizó y dividió a lo popular, aún lo
representa por lo señorial de las otras fuerzas
políticas que, casi siempre, lo despreciaron y
temieron, y que hoy para ocultar su derrota están
chillando "fraude".
Y esa organización y sus candidatos nos gobernarán
el próximo quinquenio. ¿Podrán autorenovarse y
ser ellos los que renueven el país, o repetirán a
ritmo de suicidio las taras del populismo
autoritario? Esa la interrogante difícil de responder
hoy frente al cajero que dilapidó la acumulación y
frente al antiguo canciller sumiso y timorato. Pero
nuestras convicciones democráticas, nos obligan al
beneficio de la duda.
Juan Del Granado
¿RENOVACIÓN CON EL MAS?
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