La Chakana: paradigma relacional


La dimensión comunicacional de la Chakana, más conocida como la "Cruz Andina", la encontramos en forma combinada en los significados del quechua Tawa Chakana o cuatro escaleras que se entrecruzan formando una cruz y en el aymara Pusi Chakani o cuatro puentes que se entrecruzan en todas sus direcciones. No es la forma-cruz la característica central de los procesos comunicacionales, sino las sinergias y relaciones que contiene y que la contienen, en dinámicas de bajar, subir, caminar, correr, volar, descansar, dialogar, intercambiar, aprender, recorrer y atravesar espacios y tiempos estando siempre en movimiento, en permanente movimiento.
Con este dinamismo, la configuración de cuadralidades escalonadas que tiene la Chakana, se compone de fronteras que están hechas para atravesarse, en relaciones siempre en movimiento. Aquí radica su sentido profundamente comunicacional, que se explica en su base lingüística Chakay, que en quechua significa cruzar. Esta raíz le otorga un carácter dinámico, fluido, entendiéndose como espacio y tiempo de permanente transición, diáspora y migración, a la vez que de tendidos multiformes de conexión e integración vertical, horizontal, transversal y circular, si tomamos en cuenta su simbología como una cruz proporcional, cuadrada y escalonada conteniendo en su centro convergiendo y en sus bordes articulando, círculos que unen infinitesimalmente todos los puntos en relaciones de complementariedad y de reciprocidad, así como de alteridad, tensión y amarre entre pares y con opuestos.
Los sentidos de estas múltiples conexiones están dados por el funcionamiento distribuido de sociedades dispersas al mismo tiempo que convivientes en permanente encuentro-desencuentro, en una dinámica de constante desplazamiento, siempre fluyendo líneas discursivas que en interacciones de lejana-cercanía, tejen acercando longitudes con latitudes, exterioridades con profundidades, realidades con virtualidades, humanos con naturaleza, e individualidades con colectividades en la lógica de un nosotros inclusivo cuya existencia está des/haciéndose cotidianamente. Por todo esto decimos que, comunicacionalmente, la Chakana es el espacio-tiempo de la palabra que camina, tejiendo el encuentro de diversos sentidos de vida en articulaciones que fluyen disputando horizontes.
En pocas palabras, la Chakana es el espacio comunicacional de la relacionalidad contradictoria, que explica la conexión de todo con todo en dualidades que sostienen tres características curiosamente complementarias sin desconocerse opuestas: La primera es que no existen entidades individualistas generadas en solitario, puesto que las subjetividades si bien son intrínsecas a uno, se hacen y explican en comunidad, con relaciones establecidas entre similares, así como con sus opuestos, en una dinámica de construcción de los yo en nosotros colectivos. La segunda característica consiste en que para que se produzca la constitución de la armonía con los sentires y los pensares plasmándose en haceres, todos los factores necesitan complementarse equilibradamente, sin subordinarse unos a otros, sino contribuyéndose mutuamente, en relaciones por ejemplo donde el hombre no subordina a la naturaleza, sino que le pertenece con prácticas sociales de mutua existencia. La tercera característica es como el espejo de las anteriores, porque las permite mirarse en la realidad de una sociedad que necesita ponerse en diálogo no sólo con los iguales, sino también con los factores que reman en contra con sus funcionamientos que descomponen y que desfiguran las sociedades de la vida plena, tales como la dominación, el racismo, la depredación ambiental o el patriarcalismo, por lo que se asume que los encuentros comunicacionales no se limitan a intercambios de mensajes, sino que incorporan discursividades destinadas a restituir los factores de la relacionalidad armónica, reconciliando los pares-opuestos que se complementan.
De eso se trata subir y bajar las escalas o recorrer y atravesar los puentes uniendo los distintos puntos sin descomponerlos, sino recogiéndolos como contribuyentes particulares de la diversidad. Hay encuentros de complementariedad entre distintos, ocurren convergencias de reciprocidad entre pares, se suceden acontecimientos de disputa entre opuestos, y se desarrollan interacciones de concordia. De eso se trata hacer comunicación desde y con los sentipensamientos en sus múltiples relaciones de informar, intercambiar, interactuar, dialogar, debatir, discordar, concordar, organizar, movilizar, disputar saberes, sentires, conoceres, imaginares, haceres y esperanzares que se recuperan en su multiplicidad para transitar los mismos caminos, apelando a los encuentros interpersonales, a las mediatizaciones masivas, a las redes sociales, a las aproximaciones gestuales, a las conexiones hipertextuales y a las que nos acercan con el sentipensamiento.
Algunos caminos ya están tendidos enhebrando sures con nortes y orientes con occidentes en líneas rectas, circulares o perpendiculares, en todas las direcciones. Otros senderos están por hacerse. Son las piedras multicolores las que necesitan ser acomodadas, son las autopistas las que requieren ser iluminadas y son los andares los que necesitan conjugarse desde sus multiplicidades, para recorrerlos codo a codo, en diversos ritmos, construyendo sentidos de un buen-convivir-bien en horizontes compartidos.



Adalid Contreras Baspiñeiro es sociologo y comunicólogo


*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de La Ventana