Todo vale si se trata de salvar la imagen del caudillo

Seis gobiernos de América y la Unión Europea fueron acusados de impulsar un golpe de Estado en Bolivia con balines de goma y gases lacrimógenos. Ridículo pero así va el desquicio del evismo.

La "internacionalización" del fantasioso relato del "golpe de Estado" para ocultar el verdadero golpe que Evo Morales y su entorno le dieron a la democracia con el evidenciado fraude electoral de octubre de 2019 terminará dañando seriamente a corto y mediano plazo la imagen de Bolivia entera ante la comunidad internacional, todo por salvar la imagen de Evo Morales, el caudillo masista obsesionado con retornar a la Presidencia y quedarse en ella por siempre.

Hasta el momento y por instrucciones del evismo, el gobierno de Luis Arce acusó desde principios de este mes y a través de varios ministros a gobiernos extranjeros en funciones o que ya dejaron el poder sin tomar en cuenta las consecuencias que puedan ocasionar a nuestras relaciones exteriores. Ecuador, Argentina, Brasil, Chile, Paraguay y Estados Unidos son los países señalados de América. A esa lista, se suma ahora la Unión Europea.

La consecuencia directa e inmediata para los bolivianos es el rídiculo que hacemos todos al intentar que la historia contemporánea del mundo anote que al menos seis países del continente y las principales naciones de Europa habrían participado en un "golpe de Estado" en Bolivia con balines de goma y gases lacrimógenos.

Seguramente provoca una sonrisa, pero es grave para el país que el desquicio de un político y su entorno pretenda comprometer la imagen de la nación señalando sin pruebas a gobiernos extranjeros actuales y anteriores, ex presidentes y ex embajadores en el supuesto quebrantamiento del orden constitucional para que en un contubernio multinacional se imponga un gobierno de facto.

Y también es grave porque sin remordimiento alguno se afecta la imagen del endeble gobierno de Luis Arce que requiere ahora y necesitará después buenas relaciones con naciones vecinas, estados americanos y el continente europeo para encarar con un mínimo de éxito la crisis económica derivada de la pandemia del Covid-19.

Al evismo no le importa dinamitar la imagen del país o empeñar la de su gobierno. Si pudiera meter al Vaticano en el saco de los "países golpistas", incluyendo al Santo Padre, para que más naciones engrosen el absurdo planetario de conspiración, sedición y terrorismo multinacional, no dudaría en hacerlo, reitero todo para salvar la desgastada imagen del caudillo.

Una encuesta de la empresa Cultura Interactiva para el diario Página Siete señala que el 78% de los consultados en las ciudades del eje del país rechaza la posibilidad de que Morales vuelva a ser candidato, pero incluso esa complicación no frenará su deseo de ser el Presidente del Bicentenario de la independencia de Bolivia, emulando a Pedro Castillo en Perú.

Brasil es el principal mercado extranjero de, gas natural que produce Bolivia y la Unión Europea es el principal cooperante internacional del país. ¿Cómo reaccionarán cuando se tenga que discutir ajustes al contrato de compra-venta de gas o se definan nuevos paquetes de ayuda económica para los bolivianos? Provocar tal ruido con la "internacionalización" del supuesto golpe de Estado puede provocar un aislamiento sin precedentes del país.

Pero, también desnuda las contradicciones en el gobierno de Arce sobre las relaciones exteriores. Mientras el Canciller se convierte en acusador gratuito del ex presidente argentino Mauricio Macri y el Ministro de Gobierno señala al cuestionado ex presidente estadounidense Donald Trump, la Ministra de la Presidencia destaca el renovado nivel de relacionamiento con Estados Unidos al extremo de explorar la posibilidad de reponer embajadores.

Ningún país consciente de que las relaciones internacionales son vitales para salir de la crisis económica y de la pandemia del coronavirus podría aventurarse a disparar una ráfaga de acusaciones sin pruebas contra otras naciones, pero en la Bolivia de Morales las cosas siempre funcionan absurdamente al revés, tanto que seremos el país víctima de un plan multinacional que derrocó con balines de goma y gases lacrimógenos a un presidente indígena, defensor de la Constitución, totalmente honesto y absolutamente tolerante con sus adversarios.