Carlos Tevez se va de Boca

Carlos Tevez ante una nueva salida de Boca, traumática como siempre y dolorosa como nuncaPasó con Macri en 2004, con Angelici en 2016 y se repite con Ameal y Riquelme. El Apache se plantea dejar la institución que ama, en forma abrupta pero oyendo a su corazónLeyenda. Este año, Carlos Tevez llegó a los 94 goles en Boca y se metió entre los 10 goleadores históricos.

Este viernes 4 de junio gris, frío y lluvioso, podría quedar marcado en la historia de Boca Juniors para siempre: Carlos Tevez piensa anunciar que deja el club en el que ganó todo y que lo recordará como uno de sus más grandes ídolos. A los 37 años de edad, el futbolista que arrancó pateando piedras descalzo en Fuerte Apache y brilló en todo el mundo dejará paso a la leyenda.
No será la primera vez que Carlitos pega el portazo en el club de sus amores de manera intempestiva, aunque esta vez es la más dolorosa de todas por ser la última. Esa postal del crack sonriendo vestido con kimono y vincha japonesa, tras conquistar la Copa Intercontinental ante Milan, ya forma parte de los libros de historia no solo de Boca sino del fútbol argentino: aquel con Bianchi en 2003 fue el último que tuvo a un combinado local ganando un título a nivel planetario.
Pero como pasa con las grandes historias de amor, no hay rupturas felices y Tevez puede dar fe de ello en tres etapas diferentes de su vida, con tres comisiones directivas bien distintas. Le pasó con Mauricio Macri en 2004, con Daniel Angelici en 2016 y ahora con Jorge Amor Ameal y Juan Román Riquelme en 2021.
Carlos Tevez, campeón intercontinental en 2003 junto a Carlos Bianchi y Guillermo Barros Schelotto.
En noviembre de 2004, abrumado por situaciones extrafutbolísticas propias de un chico de 20 años que venía de ser campeón del mundo con Boca y olímpico con la Selección Argentina, el Apache se cansó de la exigencia del llamado "Mundo Boca" y partió hacia Corinthians, una plaza poco común para un pichón de crack que pintaba para desembarcar en alguno de los grandes de Europa.
Ese destino de consagración terminó llegando para Carlitos, campeón con Manchester United, el City y la Juventus, pero sorprendió su llegada al fútbol brasileño. Un traspaso muy generoso para las arcas del club xeneize, que recibieron casi 20 millones de dólares por desprenderse de su joya.
"Nuestro deseo era que se quede a jugar la Copa Libertadores. Nos da lástima y bronca que nuestro mejor jugador haya jugado tan poco tiempo en el club", decía el recordado Pedro Pompilio, frustrado por no contar con Tevez en el torneo continental 2005. No se equivocó quien era el vicepresidente de Macri: en el año del centenario, Boca quedó eliminado de manera categórica por Chivas de Guadalajara en los cuartos de final.
Harto de ganar ligas, copas y dinero en el Viejo Mundo, Tevez pateó el tablero en 2015 y jugó su último partido en Europa como titular en una final de Champions League, nada menos. Su Juventus perdió ante Barcelona y unas semanas después regresó a Boca, que venía castigado tras dos eliminaciones coperas ante River. La imagen fue el fiel reflejo del sentimiento de Carlitos por el pueblo Bostero y de los hinchas por su ídolo: se abrieron las puertas de la Bombonera solo para saludarlo, y el estadio se llenó.
La aventura duró poco: ese año, Boca desaprovechó la posibilidad de jugar la final de la Libertadores 2016 de manera insólita, perdiendo ante Independiente del Valle. Y en diciembre, a sabiendas de que el equipo no disputaría competencias internacionales en 2017, decidió que lo mejor era irse a jugar a China, al ignoto Shanghai Shenhua. Su partida fue desprolija, mal comunicada, y el propio Tevez lo admitió tiempo después, arrepentido. El episodio marcó también su relación con Guillermo Barros Schelotto, quien luego volvió a tenerlo en su plantel.
En julio de 2015, la cancha de Boca se llenó para recibir a su hijo pródigo. Carlitos Tevez besó el césped y dio comienzo a su segunda etapa en el club.
Porque el Apache regresó al club en 2018, convencido de que su próxima partida sería el día que anunciara su retiro del fútbol. "Quiero ganar la Libertadores", se lo planteó como una obsesión, reconociendo muchas veces que su condición de hincha lo afectaba dentro de la cancha. Combinar final 2018 y semis 2019 del torneo máximo no fue suficiente porque del otro lado siempre estuvo el River de Gallardo.
El pibe que hizo la Gallinita en el 2004 en el Monumental (y a quien el árbitro Baldassi expulsó privándole jugar la final ante Once Caldas) se encontró quince años después siendo víctima de un River intratable. Casualmente, la historia dirá también que su último gol oficial fue ante el rival de toda la vida, la tarde del Superclásico en que Boca finalmente terminó por derrotar en un cruce al Muñeco.
El consuelo de esta tercera etapa tiene un capítulo aparte: el campeonato 2020 que Boca le sacó a River con el gol de Tevez ante Gimnasia. Fue en la última fecha. El último con hinchas antes de la pandemia. Y la última vez de Diego Maradona en la cancha de Boca, con aquel piquito previo al arranque. Inolvidable.
A los 37 años, con otro aplomo sobre su cuerpo, Carlitos volvió a lidiar con aspectos externos a lo futbolísticos, aunque menos felices que los que "padecía" en 2004. Por un lado, su vínculo con la dirigencia saliente del club, hoy oposición, que provocó malestar con la actual. Por el otro, lo más duro, la muerte de su papá en febrero, tras varios meses de angustia y desgaste emocional para los Tevez. En este tiempo, entre viajes y partidos cada tres o cuatro días, el Apache nunca pudo hacer el duelo necesario por perder a quien era un pilar fundamental en su familia.
La chance de jugar la fase final de la Libertadores no habría sido suficiente para convencerlo de que siga. En el camino también aparecía otro choque con River por Copa Argentina. En medio de versiones encontradas, mil llamados y conversaciones de última hora, Carlitos tomó su decisión que va a comunicar en cuestión de horas. Piensa dejar Boca pero esta vez para siempre. Y nadie podrá reprocharle nada.