Elecciones constituyentes y paridad en Chile


Desde 2020, y a pesar de la crisis sanitaria y sus efectos en la salud, pérdida de vidas y los impactos negativos en las economías, los procesos electorales, no se han detenido. En varios países se han realizado elecciones y en otros, como en Bolivia y Chile, hasta dos.
Para el caso chileno, el primer proceso se trató del Plebiscito Nacional 2020, referéndum que debía realizarse inicialmente en abril de ese año; pero que fue postergado hasta octubre debido a la pandemia de COVID-19. En esa oportunidad, se consultó a la ciudadanía chilena si querían una nueva constitución y qué órgano debía redactar la nueva carta magna. Los resultados dieron como ganadora a la opción que aprobaba la redacción de una nueva constitución con 78% de la votación y a la Convención constitucional como instancia para hacerlo.
Ese resultado, dio inicio a un nuevo proceso electoral, que se realizó en dos jornadas por la pandemia, el 15 y 16 de mayo pasados. Se eligió a 155 constituyentes que forman parte de la Convención y a titulares de gobiernos municipales en ese país. Los resultados fueron sorprendentes. Primero porque la aplicación de un novedoso mecanismo de paridad permitió sobrepasar el 50% de mujeres electas, lo que obligó a desplegar un dispositivo correctivo que benefició a los hombres candidatos. La Convención reserva 17 curules para representantes de pueblos indígenas, de los cuales diez son mujeres. De un total de 77 constituyentes mujeres electas a la Convención, la mayoría se autodefine como feminista y llevan con ellas agendas de igualdad de género.
No cabe duda que el proceso electoral chileno - que superó el 50% de asistencia a las urnas, siendo la elección con mayor cantidad de votantes desde el regreso de la democracia, a pesar de las restricciones por COVID19 - ha dado señales importantes de voluntad de cambio, de la constitución, que ha sido considerada "herencia de la dictadura militar", vigente desde 1980, del modelo neoliberal que ha marcado las gestiones de gobierno desde el retorno a la democracia en 1990 y ha acrecentado las desigualdades.
La constitución chilena será redactada por primera vez por una asamblea paritaria, completamente elegida por voto popular, atrayendo la mirada de propios y extraños para verificar que el texto constitucional incluya las demandas de mayor inclusión, justicia social e igualdad que fueron expresadas -con claridad -en las calles, aquel 2019.