¿Daltonismo ideológico en Moldiz?


"Acá no hay blancos", escribe Moldiz Castillo (26/02/21 LA RAZÓN). ¿Dónde los hay, compañero Moldiz? En un seminario de Criminología Crítica al que asistí en 2019, realizado en Santa Fe, Argentina, alguien observó y dijo "¿blancos? hasta rosaditos llegan…" Entonces, ¿dónde están?; porque pareciera que acepta su existencia. El daltonismo lo utilizamos aquí como genérico y no específico en cuanto a colores.

La "blanquitud" en los europeos fue y es una construcción que va de la mano de la iglesia al asociarlo a la pureza, belleza y bondad divina, contraria al negro que vinculaba a lo diabólico y que influye y se traduce en lo supuestamente "biológico", que es utilizado geopolíticamente en la dominación de los "nuevos" mundos; aunque las CASTAS ya lo hacían desde siglos antes en este lado del mundo. Por ello la pregunta… si acá no hay, ¿dónde están?

En 1974 conocí y me enamoré de La Paz, amor que aún vive. Allí vi cómo se trataba a los de polleras y de piel morena: "hijita" le decían a la anciana los aún jóvenes, lo que me llamó poderosamente la atención, más aún si es en una región mayoritariamente indígena. Dice que hay que salir de su casa para darse cuenta de lo que sucede en la nuestra o propia.

La estratificación social es transversal en nuestra patria que está preñada de discriminación, también por color de piel (visión y categoría constitucional). A inicios de la década de 2010 se hizo un estudio en nuestra indo-hispano-africano-américa (o Abya Yala, Latinoamérica, etc.) con niños y niñas de entre 9 y 12 años, a quienes se les ponía en la mesa una o un (dependiendo del sexo) muñeca o muñeco de Barbie o Kent, a un lado un@ muñec@ rubia y al otro un@ o una muñeca morena, contándoles cuentitos para aterrizar en preguntas sobre culpabilidades o inocencias: más del 90% culparon a la y el moreno. La discriminación, ¿está en el tuétano cultural? Cómo superar esto, es la cuestión, es la búsqueda de respuesta a la colonialidad que manda la Constitución vigente.

Buscar y descontextualizar expresiones discriminatorias —y forzadamente vincularlas a una región— para culpar, es ideologizar; y, como tal, la ideología es per se FALSA CONCIENCIA; además hablar de "raza o racismo" es reproducir la colonialidad que debemos desmontar por mandato constitucional. En sociedades de profunda inequidad no podemos dejar de entender la CONCURRENCIA de la calidad doble de víctima y victimador al mismo tiempo y en la individualidad del SER SOCIAL: soy víctima y a su vez victimador, soy reproductor de las relaciones de poder. Recuerdo una discusión radial con el compañero Felipe Quispe, que ya no está en este mundo, cuando me atacaba por ser del oriente, de apellido foráneo y, supuestamente, en su decir ser "blanco"; y, obviamente, como superficializó su debate, la respuesta también fue superficial: "el foráneo —mi padre— era más moreno que vos y siendo yo del oriente, vos, compañero Felipe, tenés ojos verdes que yo no tengo". Ideologizar, insisto, es ponerse lentes y pretender subsumirlo todo: es por naturaleza despótico y autoritario.

El discriminado se vuelve discriminador, como por ejemplo cuando llama k'ara y/o corta la corbata, etc., o viceversa. Se reproducen las relaciones de poder y se abandona la búsqueda de la síntesis dialéctica: el avance, el progresismo, el superar la tesis criticada. Obviamente, ni los "zurdos" ni los "diestros" (que son reproducciones de categorías coloniales y eurocéntricas) se dan cuenta de que al ideologizar reproducen hasta lo supuestamente negado: repiten como cuando vamos a dar la primera comunión o confirmación y nos hacen aprender de memoria el catecismo. En algún momento le dije a mi amiga Martha Harnecker en Caracas —hoy tampoco en este mundo— , que su libro sobre el materialismo histórico había sido como el Manual de Cortapalos de los sobrinos del pato Donald: vademécum; ella, muy sabiamente me dijo, yo lo escribí y si alguien lo mal utilizó, ya no era su responsabilidad. Lo mismo pasa con los supuestos idealistas diestros.

Alejandro Colanzi Zeballos es criminólogo y profesor universitario. Correo: acolanzi@ gmail.com