Repetir la conducta antidemocrática del anterior gobierno del MAS, tendrá
los mismos resultados. Cuando García Linera el 2015 amenazaba con suprimir la
inversión estatal en aquellos municipios en los que perdiera el Más, no sólo
estaba ensanchando la distancia entre el gobierno y la gente, sino qué estaba
certificando la ninguna vocación por laconstrucción autonómica y la superación
del centralismo.
Esa visión patrimonialista de la inversión pública y el chantaje autoritario sobre el
voto, hoy la está repitiendo el presidente Arce, porque el término "coordinación"
no disimula nada y peor, como llega a las vacunas, se asemeja a una grosería
inaceptable.
Y no fue un lapsus. Fue un discursito repetido en Tarija, Santa Cruz, La Paz,
Huari y Huanuni que, a tiempo de ofender la dignidad de la gente desesperada por
el virus, la está subestimando como si todavía estuviéramos en el tiempo de
la "candidatura de Rojas" donde todo se resolvía cheque contra prebenda o
viceversa.
Pero no tiene mucho sentido ya hablarle de ética al Mas y a sus actuales
gobernantes. Es más importante ver qué está expresando esta inconducta
gubernamental muy próxima al cohecho electoral y al fraude, como actos frescos
del masismo que motivaron el 2019 la sublevación ciudadana que puso en fuga a
sus autores.
Está expresando la escasa representación de candidatos gubernamentales que
apenas podrían ofrecer "coordinación"para sustituir el vacío programático con
la acción paternal de su gobierno. Es expresiva de un agotamiento burocrático
que, en el caso de Eva Copa, no admite renovación alguna. Y está expresando
la carencia estructural de una visión gubernamental que no entiende la
gobernabilidad territorial como la efectiva coordinación entre todos los niveles de
gobierno, a partir de la institucionalidad del voto y las necesidades de la gente y no
del color político distinto de gobernantes siempre transitorios; y esa visión mediocre
está a la base de los exabruptos de campaña que desmerecen en absoluto el
texto constitucional. La autonomía y la descentralización siguen fuera del radio de
comprensión masista como mecanismos esenciales de la construcción nacional.
El centralismo, como herencia colonial, parece persistir en la médula espinal de
los que, sin embargo, siguen hablando de descolonización.
Son ellos los que recortaron la autonomía local y departamental usurpando las
competencias subnacionales, con un supra - alcalde que desde Palacio de
Gobierno financiaba e inauguraba obras barriales de dudosa utilidad, sin
planificación ni participación ciudadana alguna, desplegando al mismo tiempo el
acoso político y la persecución judicial hasta el extremo de suspender y derrocar
gobernadores y alcaldes descalabrando la institucionalidad democrática. Y peor,
fueron ellos los que centralizaron los recursos casi hasta la asfixia; engrosaron la
billetera del gobierno central con el 90% del presupuesto, dejando apenas el 10%
para 9 gobernaciones y 342 municipios.
Pero además confiscaron el IDH de las regiones para financiar políticas nacionales
como exploración de hidrocarburos, renta de vejez, bono de discapacidad y hasta una
supuesta "educación cívica", reteniendo sumas millonarias que, al parecer, han sido
malversadas.
Por eso es que se negaron testarudamente a suscribir el Pacto Fiscal, previsto en la
Ley Marco de Autonomías, malogrando el mecanismo principal para la construcción
del país autonómico, inscrito en el Art. 1ro de la Constitución.
Carentes de una visión autonómica y descentralizadora, obviamente, los
candidatos masistas sin propuesta no tendrán otra que estirar la mano para
que el gobierno nacional "coordine" sus carencias, sometiendo a las regiones.
Pero la comunidad no está dispuesta ni a estirar la mano ni a someterse.
Almenos en los municipios principales y en 7 gobernaciones no tendrán mucho
chance los candidatos del centralismo que deberá nomas refugiarse en el área rural,
abandonada por una oposición todavía sin capacidad de formular proyectos y
propuestas nacionales.
Es que el MAS no está enfrentando este 7 de marzo opciones de mediano alcance.
Son más bien liderazgos, entre nuevos y antiguos, medio improvisados, sin
estructuras partidarias, pero expresivos de un sentimiento opositor que, en
el reequilibrio institucional, puedeser portador de un nuevo impulso
autonomista y descentralizador.
Y ese impulso será mayor sí desde el Palacio de Gobierno se persiste en reprobar
el examen democrático, con estas notas groseras de sentirse propietarios hasta de
las vacunas. Parece que en plaza Murillo se han olvidado que están en pleno examen
de desquite que ya no admite más aplazos.
Juan del Granado es Abogado y Político
Chantaje Electoral: mas de lo mismo
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