La periodista Amalia Pando, con 48 años en el oficio, recibió la noche de este viernes el Premio Nacional de Periodismo de parte de la Asociación de Periodistas de La Paz (APLP). El suyo no fue un discurso, fue el relato de su experiencia en el periodismo.
Acompañada por dirigentes de la Asociación, entre ellos su presidente, Raúl Novillo; y periodistas, familiares e invitados al acto en la sede de la APLP, la periodista hizo un repaso coloquial sobre carrera, a cuyos mentores recordó: José Gramunt de Moragas (+), Eduardo Pérez Iribarne (+) y Carlos Mesa Gisbert.
En medio de aplausos y sonrisas, Pando recordó un capítulo especial: la detención de Felipe 'El Mallku' Quispe (+), otrora miembro de el Ejército Guerrillero Túpac Katari (EGTK) detenido en 1992.
Amalia Pando
De ese episodio, recordó la presentación del dirigente campesino. Es conocido el intercambio verbal que entonces sostuvo la periodista con Quispe, cuando lo encaró por sus antecedentes en la guerrilla.
Recordó que, cuando el Ministerio de Gobierno lo presentó, el dirigente se mostraba "imponente", con un ch'ullu, una chaqueta y "una mirada que se llevaba el mundo por delante".
"Delante estaba yo, hecha a la macha, con mi camarógrafo y mi micrófono: A ver, dígame usted, ¿por qué toma las armas habiendo democracia, señor?", rememoró su pregunta.
Y sigue: "El Mallku me mira así; se veían las espadas que cruzaban el aire y entonces me contesta".
En ese relato, el auditorio recordó a Pando la respuesta del Mallku y ella asintió. "Qué profundo, qué lapidador: 'Para que mi hija no sea tu empleada", parafraseó la periodista a Quispe.
Premio
Según dijo, no había nada que responder al entonces detenido y dijo que recogió las cámaras y se dispuso a irse. "Fue titular de todos los periódicos habidos y por haber; me encerré en mi casa, porque ahí acabó mi carrera", recordó Pando.
Fue "terrible; la peor pregunta del mundo y qué respuesta", admitió.
Dijo que, a pesar del incidente, luego se convirtió en amiga del Mallku, con quien tuvo entrevistas y encuentros posteriores.
Pando dijo que no tuvo muchas primicias, aunque recordó muchas, como aquella de diciembre de 1992, cuando en el gobierno de Jaime Paz Zamora fue ultimado parte de los miembros del Comando Néstor Paz Zamora (CNPZ) que en agosto de ese año hacía secuestrado al empresario Jorge Lonsdale.
Periodismo
Contó que, ese día, cuando salió de casa, la muerte de la víctima ya era noticia nacional. Ella trabajaba en el canal PAT, de su propiedad junto a Carlos Mesa, Mario Espinoza y Ximena Valdivia.
Había llegado al lugar de la escena, en la calle Abdón Saavedra de La Paz. Dijo que cuando se aprestaba a buscar la coartada, vio la mano de una vecina que la llamó para contarle los verdaderos hechos. No es que Lonsdale fue asesinado por sus secuestradores, sino que, al ser rodeados por la Policía, uno de ellos disparó contra el empresario, y que el gobierno había acribillado a tres de los seis guerrilleros.
Pando dijo que, en la tarde, el rumbo de la noticia cambió: ya no se hablaba del asesinato de Lonsdale, sino del asesinato de los tres miembros del CNPZ.
También contó la historia de los casinos ilegales y el vínculo con el capo italiano Maro Marino Diodato, en el gobierno de Hugo Banzer (+).
Trayectoria
Recordó que, entonces, los empresarios afectados por la denuncia desataron una campaña en su contra. Contó que le decía subversiva y guerrillera, y que hasta vendían en Santa Cruz revistas con su fotografía una metralleta en sus manos.
Hasta decían que era buscada por esos vínculos en varios países, entre ellos Chile, donde aparentemente "era buscada por la caída de (Salvador) Allende).
Y, en medio de esos sucesos, dijo que la llamó el vicepresidente Jorge Quiroga para proponerle un viaje a Santiago de Chile, adonde fue "cubierta por la delegación".
La periodista relató que, cuando paseaba por la Alameda, se le ocurrió tomarse una fotografía con un carabinero, a quien luego le preguntó si, en su lista de buscados, por si acaso había una mujer de nombre Amalia Pando. La respuesta fue no.
Pando y su camarógrafo grabaron la respuesta y la publicaron en Bolivia. "Ahí se acabó la historia".
Historias
También recordó cómo fue echada de Cadena A, que fundó en 2003, durante la Masacre de Octubre, en el gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada. Dijo que relató todos los sucesos de entonces, caracterizados por la represión gubernamental.
El entonces dueño del canal, Luis Mercado, había ordenado desde Estados Unidos a su administrador a callar a Pando.
Similar episodio sufrió en radio Erbol, en el gobierno de Evo Morales, a raíz de su posición a favor de los indígenas que se movilizaron contra la eventual construcción de una carretera or el corazón del Territorio Indígena del Parque Isiboro Sécure (TIPNIS).
"Después de 10 años (en la radio), el gobierno se salió por la suya", contó.
Con Morales guardó mucha distancia, al punto de hacer campaña contra el No en el referéndum de 2016, cuando el expresidente planteaba la modificación de la Constitución para una nueva repostulación.
Radio Líder
Entonces, Pando trabajaba en radio Líder, de la Gobernación de La Paz. Un día, también tuvo que salir de esa emisora. "(el entonces gobernador Félix) Patzi negoció mi cabeza a cambio de su personería jurídica", del Movimiento Tercer Sistema (MTS), espetó.
"Siempre fui un éxito periodístico y un desastre comercial, y eso me sigue hasta el día de hoy", admitió Pando en medio de risas del público en la APLP.
Respecto de la caída de Morales en 2019, recordó que dos días antes, el 8 de noviembre, mandó a su hijo José Manuel a cubrir la plaza Murillo. "No hay nadie, yo y las palomas", parafraseó a su hijo ahora fallecido.
"El vacío de poder se produjo dos días antes", remató.
También recordó que, a través de su programa Cabildeo, fue ella quien descubrió los casos de corrupción de Marcelo Arce, el hijo del expresidente Luis Arce. Lamentó que el presidente Rodrigo Paz no haya asistido al acto, a quien, no obstante, le sugirió investigar la "oficina" del joven en el piso 8 del edificio central de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), en La Paz.
Presión
Sin embargo, Pando contó que las redes sociales fueron un gran espacio para su trabajo, sin patrones ni políticos que la acosen. "Los periodistas de primera línea tuvimos que refugiarnos en estas redes", dijo.
"Yo creo que la prensa no debe recibir publicidad estatal, porque no vamos a poder investigar al Gobierno", afirmó, para desaire de algunos colegas de la APLP que enarbolan la distribución equitativa de la publicidad estala.
Al final de sus relatos, Amalia Pando dedicó la presea del Premio Nacional de Periodismo "a las lágrimas de las mamás que han enterrados sus hijos".
Así, recordó a las 419 "chicas" víctimas de feminicidio de los últimos cinco años, a las 70.000 personas, entre niños y mujeres, que han sido asesinadas en Gaza; a los 1.200 chicos asesinados en un concierto por Hamás y a los 1.300 muertos en la guerra de Ucrania y Rusia.
APLP
"Las madres esperan por lo menos el cuerpo de sus hijos y les llegan bolsas negras", dijo emocionada.
También recordó a 275 periodistas muertos en la guerra entre Israel y Hamás, la mayoría en Gaza, palestinos y de agencias internacionales.
"Esas lágrimas tienen que marcar la pauta periodística, porque para eso estamos", reflexionó.
Junto a Pando, otros periodistas fueron galardonados con el premio de la APLP de este año.
Amalia y el impasse con el 'Mallku': 'La peor pregunta y la mejor respuesta'
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