El PIB nacional superará el golpe de la pandemia en 2022

Marcelo Montenegro: 'La economía está en ascenso a recuperar los niveles de actividad previos al choque negativo de 2020'.

El ministro de Economía y Finanzas Públicas, Marcelo Montenegro, explica la situación económica del país. Se espera que 2022 concluya con un PIB bordeando los $us 43.000 millones, cifra superior a 2019, antes de la pandemia. Identifica oportunidades para el sector privado en servicios y productos. El agro, los alimentos y las manufacturas van mostrando un nuevo rostro de la Bolivia económica.

—¿Cómo ve la situación económica global actualmente y en particular de la región sudamericana?

—En 2022, el contexto económico internacional se tornó complejo con la incertidumbre generada por el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, que amplificó las presiones inflacionarias que surgieron desde 2021 y está afectando a la recuperación después del embate que significó la pandemia del COVID- 19 en el mundo. En este sentido, se prevé que el crecimiento económico mundial de 2022 se desacelere y sea menor al de 2021. Para las economías de América del Sur, en su conjunto, se evalúa una tasa de crecimiento de 2,3% para 2022, según estimaciones del Fondo Monetario Internacional, 1,5% según la CEPAL, después de un crecimiento de 7,2% en 2021, 6,2% según la CEPAL. Adicionalmente, la misma CEPAL señala que esta gestión 2022 en Latinoamérica la pobreza aumentará a un 33% por motivo de la alta inflación en la región en el mundo. Sin embargo, organismos internacionales muestran a Bolivia como una de las economías que alcanzará una tasa de crecimiento por encima del promedio regional y mayor a economías más grandes como Brasil.

—¿Cuál es la situación económica actual del país? ¿Con cuánto de PIB se espera concluir 2022?

—La economía boliviana se encuentra en franco ascenso a recuperar los niveles de actividad previos al choque negativo recibido en 2020. Para ello, se emprendieron varias políticas económicas de reactivación, como el pago del Bono Contra el Hambre o la restitución de la inversión pública, entre otras, así como varias medidas orientadas hacia la reconstrucción del tejido productivo nacional, como los créditos del SIBOLIVIA al 0,5% de interés para sustituir importaciones o los programas de apoyo al sector agropecuario. En consecuencia, en la gestión 2022 se espera alcanzar un crecimiento del Producto Interno Bruto real de 5,1%, con lo que se superarían los niveles de producción registrados en 2019 (prepandemia). En términos nominales, se estima que en 2022 el PIB nominal sea de alrededor de $us 43.000 millones, cifra superior a la de 2019.

—En días pasados se conoció que Bolivia logró, en el primer cuatrimestre de 2022, sus mejores resultados en lo referido al sector exportador. ¿Cómo se explica esto?

—El desempeño del sector exportador está relacionado principalmente a un incremento en el volumen de productos enviados (manufacturas, agropecuarios y minerales); como también a la mejora de los precios internacionales de algunos commodities. Esto contribuyó al aumentó de los ingresos por ventas al exterior. Si bien no se cuenta con estimaciones para el cierre de 2022, al mes de abril se registró un superávit comercial de $us 698 millones, superior al de la gestión 2021, producto de un mayor avance en las exportaciones (34% de variación) que de las importaciones (33%), confirmando los resultados de las políticas de reactivación económica implementadas por el Gobierno nacional.


Foto. Ministerio de Economía y Finanzas
—Los ingresos del país y la generación del PIB vienen evolucionando en las dos últimas décadas, pasando de una importancia significativa en la producción de gas a una mezcla más variada. ¿Cuáles son los rasgos más relevantes del PIB nacional en 2022 y en qué situación se planifica estar en 2025?

—Bolivia en los últimos 16 años ha dado pasos en la transformación de su estructura productiva. Si bien el país cuenta con una fuerte e histórica vocación minera y gasífera, en años recientes la producción de la industria manufacturera ha incrementado significativamente. Por ejemplo, los datos revelan que mientras la actividad de petróleo y gas natural en 2021 fue 20% mayor a la de 2005, en el mismo periodo la actividad de la industria manufacturera fue 83% superior. En 2022, se espera que sectores como el transporte, la industria manufacturera, la minería y la construcción dinamicen la actividad económica, permitiendo superar los niveles de producción previos al shock negativo sufrido en 2020. Asimismo, la demanda interna jugará un rol importante en el impulso a la actividad económica de 2022, toda vez que se espera que la recuperación del consumo de los hogares y la mayor inversión pública programada para la presente gestión sean nuevamente los componentes del gasto de mayor incidencia en el crecimiento económico. Por otra parte, de cara a 2025, importantes proyectos enmarcados en el Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social (PDES) 2021-2025 apuntalarán la transformación del tejido productivo nacional. Se potenciará la producción de sectores estratégicos nacionales como los de electricidad, hidrocarburos, minería y recursos ambientales, junto al posicionamiento de nuevos sectores en busca de maximizar la obtención de excedentes, para la posterior redistribución de los ingresos. Se espera que la política de sustitución de importaciones promueva con vigor la industria nacional en aquellos productos e industrias en las que el país cuenta con un perfil atractivo para reemplazar a la producción extranjera. En este marco, el PDES plantea la meta de un crecimiento promedio del PIB de alrededor del 5% en el periodo 2021-2025.

—¿En qué sectores identifica que están las principales oportunidades económicas para el país, tanto para los actores públicos como para los privados?

—El Modelo Económico Social Comunitario Productivo, aplicado desde 2006, identifica dos sectores importantes en la economía: el sector estratégico generador de excedentes y el sector generador de ingresos y empleo. La participación del Estado es fundamental en este funcionamiento, pues es el que traslada los excedentes económicos del sector estratégico generador de excedente hacia el sector que impulse el desarrollo de Bolivia. En esa línea, la inversión pública se convirtió en el motor del crecimiento económico para el país. Su efecto multiplicador incide de forma positiva en varios sectores económicos tanto en el sector público como el privado. El dinamismo de la misma permite la generación de empleo en diferentes actividades económicas como por ejemplo, la construcción, industria manufacturera, transporte y almacenamiento, entre otros. Ante aquello, es esencial intensificar y fortalecer la inversión en sectores estratégicos de la economía, entre los más importantes se encuentran los sectores de hidrocarburos, minería, electricidad, industria manufacturera, turismo, lo cual permitirá generar mayores ingresos y empleo para la economía boliviana. Es importante señalar que Bolivia tiene un perfil muy interesante para el desarrollo de proyectos de inversión pública y privada. Por ejemplo, en el campo de los servicios, los crecientes niveles de ingresos de los estratos medios y bajos se traducen en oportunidades en las industrias de alimentos y bebidas, turismo, transporte y construcción. Por otra parte, desde el lado productivo, el sector agropecuario industrial y no industrial, así como varias industrias manufactureras, como aquellas dedicadas al procesamiento de alimentos diversos, se presentan con buenos perfiles de expansión. Fortalecer el sector agropecuario no solo coadyuva a la seguridad alimentaria de la población, sino que se refleja en niveles bajos de inflación y puede generar importantes ingresos por exportaciones, sobre todo en escenarios como el actual (crisis alimentaria y escasez de fertilizantes). Complementariamente, la sustitución de combustible con energía alternativa adquiere gran relevancia. Asimismo, la riqueza natural de Bolivia la posiciona como un país atractivo para ambiciosos proyectos de industrialización de recursos naturales, tal como fue el caso de la Planta de Amoniaco y Urea. El Gobierno nacional, mediante el proceso de industrialización de las materias primas, fomenta el desarrollo de diferentes productos, en los que destaca las exportaciones de gas licuado (GLP), urea granulada, cloruro de potasio y carbonato de litio, hilos y tops de alpaca, prendas de vestir, papel y otros productos. En prospectiva, se espera la industrialización del litio y el Mutún con un rol activo del Estado en este cometido. Adicionalmente, Bolivia produce excedentes de energía eléctrica que a futuro se esperan exportar a países de la región. En materia financiera, existen grandes oportunidades para acceder a fondos verdes; por ejemplo, el Fondo Verde para el Clima es un mecanismo financiero para que los países en desarrollo emprendan acciones de mitigación y adaptación al cambio climático. De esta manera, en Bolivia se postulan grandes oportunidades para impulsar proyectos productivos en cuidado de la Madre Tierra, principalmente en cuatro campos: energía, bosques, agua y agropecuaria. En resumen, Bolivia cuenta con un gran potencial y diversidad de sectores para realizar emprendimientos privados y públicos. La inversión privada es fundamental para acompañar el impulso de la inversión pública; de hecho, dicho sector posee condiciones favorables otorgadas por el Estado como ser la infraestructura de transporte en constante expansión, proyectos públicos que contribuyen a la productividad privada, la subvención a hidrocarburos, entre otros factores que aportan ventajas competitivas al sector privado.

—¿Cuáles son las principales inversiones que realizará el Estado boliviano en 2022 y cuáles espera realizar hasta 2025?

—Las principales inversiones que realizará el Estado a partir de la presente gestión, según el PGE 2022, están enfocadas en la transformación del aparato productivo con sustitución de importaciones e industrialización, entre las cuales destacan: el programa de sustitución de importaciones de diésel, la implementación del complejo industrial farmacéutico, la planta de vidrio plano, la implementación de la planta de fertilizantes y granulados, la construcción de una planta siderúrgica para fabricación de laminados de acero en el Mutún, la construcción de refinerías de zinc en Oruro y Potosí, el desarrollo integral de la salmuera del salar de Uyuni, el desarrollo de la industria de aglomerados y multilaminados, la implementación de la industria de química básica, entre otros. En el marco del Plan de Desarrollo Económico y Social 2021-2025 "Reconstruyendo la Economía para Vivir Bien, hacia la Industrialización con Sustitución de Importaciones" se prevé que, hasta 2025, se ejecuten inversiones para promover la producción nacional de productos sustitutos de importación, alimenticios de consumo, productos farmacéuticos, textiles, combustibles e insumos para la agricultura e industria.

—¿Cuál es la situación de las reservas internacionales y cómo se espera que continúe su evolución?

—Después de la importante caída de las Reservas Internacionales Netas (RIN) durante el gobierno anterior ($us 1.579 millones), el Gobierno nacional inició un proceso de estabilización de estos activos, sustentado en los resultados del sector externo (superávit comercial, récord de remesas recibidas y entrada de flujos de inversión directa). Al 24 de mayo de 2022, las RIN totalizaron $us 4.686 millones, cuyos indicadores superan en meses de importación y cobertura de la deuda externa de corto plazo, a los parámetros aceptados internacionalmente y ratifican que se cuenta con los recursos necesarios para cubrir las transacciones y obligaciones con el exterior.