Propiedad colectiva acerca obras de arte y coleccionables al gran público

Slugger, apodo de un coleccionista que prefiere el anonimato, ganó 500% sobre sus partes de una caja de cartas de Pokemon que tenían un precio inicial de $us 125.000.

Un Basquiat o un Ferrari al alcance de todos los bolsillos es la promesa de las plataformas de propiedad compartida o fraccionada, cada vez más numerosas y que venden participaciones en objetos raros, incluso por unos pocos dólares.

Convertir un cuadro de $us 6 millones en 284.420 partes de $us 20 dólares: es la operación que realizó la plataforma Masterworks, con The Mosque, de Jean-Michel Basquiat, en la primavera boreal de 2020.

No se trata de colgar el cuadro en casa o tener un Lamborghini en el garaje, ni guardar esas seis botellas de Romanée-Conti en la bodega.

Como propietario de una fracción de uno de estos objetos, equivalente a acciones de una sociedad cotizada en bolsa, cualquier persona puede beneficiarse directamente de un alza del valor de esos bienes, como si fuera un rico coleccionista.

Bien se trate de cuadros o tarjetas de béisbol, «no es una nueva industria», destaca Ezra Levine, director general de Collectable, una plataforma especializada en objetos deportivos de colección.

«No es como las criptomonedas, que se inventaron hace diez años», explica. «Son los mecanismos que tienen las personas para participar (de este mercado) que cambiaron radicalmente», afirma.

Cartas de Pokemon

Slugger, apodo de un coleccionista que prefiere el anonimato, ganó 500% sobre sus partes de una caja de cartas de Pokemon que tenían un precio inicial de $us 125.000.

«Estas plataformas abrieron esa categoría de activos a personas que no tienen los medios para comprar una tarjeta (de colección de Michael) Jordan», resume John Schuck, quien tiene participaciones por unos 20.000 dólares en autos, cuadros y objetos deportivos.

El concepto de propiedad compartida de activos físicos no es nuevo y comenzó en el sector inmobiliario. Desde hace dos décadas se amplió a jets privados o yates, pero con precios de entrada muy altos, inaccesibles para el gran público. Las nuevas plataformas los bajaron radicalmente, a menos de $us 10 por parte, fracción o acción.

Esos precios permiten comprar, por ejemplo, calzado deportivo de colección, que se volvió objeto de culto para la cultura «sneaker», explica Gerome Sapp.

Su plataforma, Rares, pondrá en venta a mediados de junio acciones de un par de Nike Air Yeezy 1 inspirados por el cantante Kanye West, que compró en $us 1,8 millones a fines de abril, un récord.